Domingo, 30 Noviembre 2014 09:24

Contrabando de frijol, una triste realidad en Costa Rica

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Hace unas semanas, inicié una campaña contra el contrabando de frijol, del cual me enteré por un estudio serio de una gran universidad, la EARTH. Se demostró que hay menos productores de frijol que los que tiene supuestamente censados el Consejo Nacional de Producción (CNP), y que hay gente que utiliza las boletas de registro de producto de esa institución para meter frijol nicaragüense como si fuera nuestro.

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El problema es que dicho frijol nicaragüense entra sin los requisitos sanitarios y con precios bajísimos, lo que golpea directamente a los productores costarricenses porque los obliga a vender mucho más barato. El contrabando se dispara por culpa de una torpe barrera no arancelaria, que obliga a la industria a traer frijol sin terrones, es decir, sin residuos de tierra, lo cual es prácticamente imposible y, además, va en contra de la costumbre, porque siempre se ha traído frijol con pequeñísimos residuos que no le hacen daño a nadie. Leyeron una norma que dice que es prohibido importar tierra, y entonces dicen que importar frijol con pequeños residuos es importar tierra, lo cual no es cierto. Esto dispara el contrabando. Mientras tanto, nuestros agricultores viven en una pobreza y una remotidad que dan pena. Fui a entrevistarlos a El Caoba de San Cecilia de La Cruz, donde el camino ni siquiera permite que haya servicio de bus. Fui a Piedras Azules de Santa Cecilia de La Cruz, a México de Upala, Pueblo Nuevo de San José de Upala, Colinas de Buenos Aires de Puntarenas y Concepción de Pilas de Buenos Aires de Puntarenas. En la página www.noalcontrabandodefrijol.com, usted puede observar las entrevistas, notas de prensa y editoriales de esta campaña. Los productores de Costa Rica sólo abastecen el veinte por ciento del frijol que se consume en el país, por lo que es necesario traerlo de Nicaragua, Argentina y China, principalmente. Lo doloroso es que, a pesar de que producen sólo una quinta parte del frijol que consumimos, tienen serias limitaciones económicas, sobre todo por el costo de los insumos, los pésimos caminos y la falta de asistencia técnica. El contrabando de frijol y esa barrera no arancelaria que repercute negativamente en el ingreso legal de frijol por las fronteras dispara las irregularidades. Lo más triste es que perdemos todos: pierden los agricultores, que viven tan mal; pierde la industria socialmente responsable, porque tiene problemas para que ingrese el frijol con prontitud, y perdemos los consumidores, que somos casi todos y todas en Costa Rica. Perdemos de dos maneras: por un lado, el frijol de contrabando no cumple con los requerimientos sanitarios del país, por lo que podemos consumir frijoles duros y viejos; por otro lado, por esa medida no arancelaria que hace que se devuelvan camiones con frijol sólo porque traen residuos mínimos de tierra, se ha disparado el precio. Algo que puede costar mil doscientos colones, cuesta mil novecientos, lo que empobrece a la población costarricense más necesitada. Digámosle no al contrabando de frijol. Apoyemos a nuestros humildes y labriegos productores de frijol.

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San José, Costa Rica,
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