Miércoles, 13 Octubre 2010 05:40

Jugando se arreglan las cosas

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Cuando las personas adultas se sienten mal por algo es común que lo expresen claramente diciéndolo.
Pero los niños son diferentes, les cuesta más expresarse de forma tan clara y es mejor utilizar alguna estrategia para descubrir las molestias e inquietudes que les aquejan.
Según María Esther Flores, psicóloga de familia, una buena estrategia es jugar con ellos y así ir analizando su reacción a partir del juego.
María Esther Flores, indicó que las preguntas directas no hacen más que confundir a los niños e impiden la libre expresión de sentimientos.
Los niños por lo general contestan lo que la persona adulta desea escuchar y las cosas se quedan sin profundizar. Es decir no resuelven las dificultades que pasan a estas edades.
Una buena estrategia es bajar al nivel y lenguaje infantil, a través de juegos y dinámicas acordes a su edad. Por ejemplo, hablar en forma sencilla con  muñecos y títeres, haciendo vocecitas divertidas para facilitar la comunicación.
Esto les da seguridad y confianza a los niños para  hablar sin temor por medio de fantasías, además de canalizar de forma muy sana la agresividad.
Otro consejo: si usted ve que los chiquillos andan un poco tristes, chichosos, impacientes o peleones sin tener verdaderas razones, invítelos a jugar con usted un rato.
Agarre una  hoja  blanca o de color,  y dibuje un círculo, pídale al niño que le agregue los ojos, la nariz y la boca. Luego motívelo a inventar un cuento sobre esa carita.
Si el dibujo es triste pregunte cosas como estas: ¿por qué ese niño está triste? ¿Se parece a algo que te ha pasado a vos? ¿qué lo pudo dañar tanto? ¿qué lo enoja tanto?
Como segundo paso dibújele un payasito llamado “soluciona problemas” y dígale que entre los dos le van a decir a este payasito como pueden solucionar eso que le pasa al niño del dibujo.
Dele señalamientos como estos:  “si yo fuera una niño y tuviera ese problema se lo contaría a mi mamá”, o “jugaría con el niño que me pegó para contentarnos”. Luego pregunte cosas como: ¿Y vos, qué le dirías al payasito para arreglar las cosas?
Las soluciones que se dan en el juego son las que los niños aplicarán luego en la vida real porque les parece que es algo fácil de hacer.
María Esther Flores indicó que los padres de familia se sorprenderán de las cosas interesantes y lindas que dicen los niños, ya que suelen dar soluciones excelentes, pero es necesario tener paciencia, tener buen ánimo, poner cara de alegría e interés para ganarse la confianza.
Recuerde que el juego es el mejor regalo y enseñanza que le puede dar a los hijos.
Cuando las personas adultas se sienten mal por algo es común que lo expresen claramente diciéndolo.
Pero los niños son diferentes, les cuesta más expresarse de forma tan clara y es mejor utilizar alguna estrategia para descubrir las molestias e inquietudes que les aquejan.
Según María Esther Flores, psicóloga de familia, una buena estrategia es jugar con ellos y así ir analizando su reacción a partir del juego.
María Esther Flores, indicó que las preguntas directas no hacen más que confundir a los niños e impiden la libre expresión de sentimientos.
Los niños por lo general contestan lo que la persona adulta desea escuchar y las cosas se quedan sin profundizar. Es decir no resuelven las dificultades que pasan a estas edades.
Una buena estrategia es bajar al nivel y lenguaje infantil, a través de juegos y dinámicas acordes a su edad. Por ejemplo, hablar en forma sencilla con  muñecos y títeres, haciendo vocecitas divertidas para facilitar la comunicación.
Esto les da seguridad y confianza a los niños para  hablar sin temor por medio de fantasías, además de canalizar de forma muy sana la agresividad.
Otro consejo: si usted ve que los chiquillos andan un poco tristes, chichosos, impacientes o peleones sin tener verdaderas razones, invítelos a jugar con usted un rato.
Agarre una  hoja  blanca o de color,  y dibuje un círculo, pídale al niño que le agregue los ojos, la nariz y la boca. Luego motívelo a inventar un cuento sobre esa carita.
Si el dibujo es triste pregunte cosas como estas: ¿por qué ese niño está triste? ¿Se parece a algo que te ha pasado a vos? ¿qué lo pudo dañar tanto? ¿qué lo enoja tanto?
Como segundo paso dibújele un payasito llamado “soluciona problemas” y dígale que entre los dos le van a decir a este payasito como pueden solucionar eso que le pasa al niño del dibujo.
Dele señalamientos como estos:  “si yo fuera una niño y tuviera ese problema se lo contaría a mi mamá”, o “jugaría con el niño que me pegó para contentarnos”. Luego pregunte cosas como: ¿Y vos, qué le dirías al payasito para arreglar las cosas?
Las soluciones que se dan en el juego son las que los niños aplicarán luego en la vida real porque les parece que es algo fácil de hacer.
María Esther Flores indicó que los padres de familia se sorprenderán de las cosas interesantes y lindas que dicen los niños, ya que suelen dar soluciones excelentes, pero es necesario tener paciencia, tener buen ánimo, poner cara de alegría e interés para ganarse la confianza.
Recuerde que el juego es el mejor regalo y enseñanza que le puede dar a los hijos.

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