En sus inicios, al igual que los otros pueblos al este de ésta, Alajuela (cuyo nombre deviene de las lajas de los ríos que la circundan) sus habitantes vivían en la pobreza y su desarrollo fue m uy lento y costó, literalmente, sudor a los primeros habitantes que abrieron paso en sus tierras.
Y, aunque se repite que todo tiempo pasado fue mejor, ello es un mero mito, bucólico quizá, pues estos pueblos, como se indicó, avanzaban muy lentamente, como da cuenta la historia.
Por eso, la ciudad de Alajuela, y otros cantones de esta provincia, han tardado casi 250 años en prosperar y hoy, en pleno siglo XXI, puede decirse que “la ciudad de los Mangos”, como muy bien se le conoce, está en su mayor desarrollo y el auge se ve por doquier.
Sería muy mezquino si no se admitiera que la actual administración del Alcalde de Alajuela, el Lic. Roberto Thompson, desde que asumió funciones, se ha caracterizado por arrollarse las mangas y junto con su equipo de trabajo, han hecho de este cantón el de más desarrollo y promete ser el más próspero de Costa Rica.
No obstante, como para todo hay gente, por cada megaproyecto que el Alcalde emprende, tiene que afrontar a personas a quienes nunca se les quedará bien y que en todo “ven un pelo en la sopa”.
Hay que dejar de criticar cuanta obra se realiza en Alajuela pues el desarrollo comenzó y es sólo el principio. ¡Basta ya de tanta mentalidad negativa! Hay que ver cómo Alajuela, a medio caminar hace 4 años, hoy es orgullo para la mayoría absoluta de quienes nos sentimos orgullosos de ser ericeños.
Hay obras que no solamente traerá beneficios a los “alajuelas” sino a toda Costa Rica y debemos apoyar el trabajo que con tesón y seriedad hace el Alcalde Thompson, que hará de esta ciudad la más desarrollada del país y quenos hará salir de la “aldea” de ranchos pajizos del siglo XVIII, a una ciudad digna de ser llamada la “patria del soldado Juan Santamaría”.
¡Todos, a apoyar el desarrollo y apoyar la gestión de este excelente funcionario, alajuelense de cepa y que sabe por dónde marcar el derrotero!