Quizás ni usted ni yo los conozcamos,pero no se trata de extraños, son nuestros vecinos, son las personas que viven donde usted también lo hace.Son quienes probablemente compartan muchas de nuestras mismas preocupaciones, decepciones, esperanzas y anhelos.
Ellos, a diferencia de muchos de nosotros, tomaron una decisión que me atrevo a calificar de “valiente”, consciente de que algunos - que no serán pocos-, los tildarán por el contrario de “interesados” y “oportunistas”;o utilizarán en su contra cualquier otra descalificación que dificulte su noble labor: Con escasos recursos económicos, procuran convencer persona a parsona, casa a casa, barrio por barrio, a electores que en el mejor de los casos están“muy desanimados”, cuando no “justamente enfadados” con la política, para que le brinden su apoyo a algúncandidato que participa en las elecciones municipales que se celebrarán el próximo domingo.
En su inmensa mayoría son personas buenas y honestas de su cantón, con la profunda convicción de que sus candidatos, y los ideales que representan, serán lo mejor para su comunidad. Esa convicción democrática los hace abandonar la comodidad de sus hogares, y el sagrado tiempo de compartir con sus familias. Quizás se dice fácil, pero no lo es en absoluto.
He visto a muchos que sin aspirar a ningún cargo público, se meten de lleno en esa difícil tarea, a pesar de que en muchos lugares no los reciben, los tratan mal, o les dicen que no quieren saber nada del asunto.Los he visto continúar su incansable y anónima labor sin desfallecer. Su convicción, me impulsó a escribir estas palabras, con la esperanza de que sean escuchadas por usted, y les conceda unos minutos de su valioso tiempo, porque el mensaje de todos ellos, aunque diverso, enaltece nuestra democracia.
Es tiempo de que la diversidad de criterios se transforme en unidad de pensamiento. Es tiempo de que juntos volvamos a creer, y de que unidos comencemos por rescatar, primero el cantón en que vivimos y luego nuestro país. Sobre los hombros de esos guerreros de la democracia, descansa la solidez de nuestra democracia. Mi reconocimiento a quienes no se limitan a quejarse de lo mal que están las cosas, y decidieron hacer algo real para intentarcambiarlas.
Espero que jamás claudiquen en sus esfuerzos,porque los hijos de esta bella patria merecemos, y podemos, tener un país mejor!. Que Dios ilumine a los ganadores, para que unidos todos, intentemos recuperar la Costa Rica justa y solidaria que queremos. Es tiempo … de comenzar a hacerlo!
Gerardo Álvarez Herrera
