Martes, 17 Julio 2012 05:38

No todo está perdido en Costa Rica pero si no hacemos algo se perderá

La frase anterior que sirve de título a este comentario, tiene una gran verdad pues son muchas y muchos los costarricenses que sinceramente quieren ver a este país enrumbado por sendas de libertad, justicia, respeto, inclusión y democracia.
A pesar de los grandes y muchos desaciertos de varios funcionarios públicos en el debido cumplimiento de sus nobles tareas, también existen otros que, día a día, hacen su mejor esfuerzo por cumplir a cabalidad con sus responsabilidades laborales y además lo hacen con cariño y respeto hacia quienes transitoriamente son sus usuarios.
Ante el gran desánimo sobre el presente y el futuro de Costa Rica, muchos ciudadanos se están congregando en diferentes grupos, lugares y modos para analizar las razones que están provocando todo este desorden que viene experimentando la Patria.
Eso con el propósito no solo de hacer el diagnóstico y la crítica, sino también para aportar ideas sobre cómo hacer para mejorar y coadyuvar para que las cosas en Costa Rica comiencen a cambiar para bien de todas las personas que vivimos en esta nación, tan venida a menos por responsabilidad directa de quienes han sido elegidos para dirigir sus destinos y no han sabido o se han quedado muy cortos en cumplir tan importante responsabilidad.
En Costa Rica hay muchas mujeres y hombres con importantes valores morales, éticos, cívicos y además muy capacitados para sumarse a la impostergable tarea de restauración de los valores que otrora hicieron grande a la Patria, para beneficio y orgullo de quienes nacimos en esta noble tierra y para ejemplo de las demás naciones.
Sin embargo, parte importante de la ciudadanía se encuentra apática y cuidado sino hasta, peligrosamente, indiferente sobre su responsabilidad personal para convertirse un actor directo de esta tarea de darle un nuevo rumbo a Costa Rica.
Las amenazas, retos y oportunidades que como nación tenemos al frente, solo cada uno de nosotros, de manera personal, podrá decidir cómo las va a asumir y cómo puede contribuir a mejorar la situación de Costa Rica pero lo que sí es válido para todos, es que nadie que verdaderamente ame a esta Patria puede seguir pensando que ella o él nada o muy poco pueden hacer por ayudar a mejorarla.
Actuar así es una decisión personal y confío que la inmensa mayoría de hijas e hijos de Costa Rica, le digan presente, porque solo así, no todo estará perdido pero reitero y con vehemencia, que si no hacemos algo ya, si se perderá.
La frase anterior que sirve de título a este comentario, tiene una gran verdad pues son muchas y muchos los costarricenses que sinceramente quieren ver a este país enrumbado por sendas de libertad, justicia, respeto, inclusión y democracia.
A pesar de los grandes y muchos desaciertos de varios funcionarios públicos en el debido cumplimiento de sus nobles tareas, también existen otros que, día a día, hacen su mejor esfuerzo por cumplir a cabalidad con sus responsabilidades laborales y además lo hacen con cariño y respeto hacia quienes transitoriamente son sus usuarios.
Ante el gran desánimo sobre el presente y el futuro de Costa Rica, muchos ciudadanos se están congregando en diferentes grupos, lugares y modos para analizar las razones que están provocando todo este desorden que viene experimentando la Patria.
Eso con el propósito no solo de hacer el diagnóstico y la crítica, sino también para aportar ideas sobre cómo hacer para mejorar y coadyuvar para que las cosas en Costa Rica comiencen a cambiar para bien de todas las personas que vivimos en esta nación, tan venida a menos por responsabilidad directa de quienes han sido elegidos para dirigir sus destinos y no han sabido o se han quedado muy cortos en cumplir tan importante responsabilidad.
En Costa Rica hay muchas mujeres y hombres con importantes valores morales, éticos, cívicos y además muy capacitados para sumarse a la impostergable tarea de restauración de los valores que otrora hicieron grande a la Patria, para beneficio y orgullo de quienes nacimos en esta noble tierra y para ejemplo de las demás naciones.
Sin embargo, parte importante de la ciudadanía se encuentra apática y cuidado sino hasta, peligrosamente, indiferente sobre su responsabilidad personal para convertirse un actor directo de esta tarea de darle un nuevo rumbo a Costa Rica.
Las amenazas, retos y oportunidades que como nación tenemos al frente, solo cada uno de nosotros, de manera personal, podrá decidir cómo las va a asumir y cómo puede contribuir a mejorar la situación de Costa Rica pero lo que sí es válido para todos, es que nadie que verdaderamente ame a esta Patria puede seguir pensando que ella o él nada o muy poco pueden hacer por ayudar a mejorarla.
Actuar así es una decisión personal y confío que la inmensa mayoría de hijas e hijos de Costa Rica, le digan presente, porque solo así, no todo estará perdido pero reitero y con vehemencia, que si no hacemos algo ya, si se perderá.

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