Domingo, 04 Abril 2010 18:00

EL DUELO DE LA PATRIA

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Hay muchísima preocupación por lo que está sucediendo hoy: la masacre callejera, sin asco de nadie ni de nada. Nos matamos en las calles con un arma tan potente como el carro; nos matan a nuestros hijos por una bagatela, sea un celular o unas tenis… Entran a nuestro sagrado recinto privado y antes de robar, violan, matan y hacen añicos la vida de muchos que sólo deseaban vivir en paz…

Ya no hay lugar seguro donde refugiarnos; no hay murallas, tapias, alambres de navajas o eléctricas; no hay obstáculo para que los malhechores –que son legiones- desistan de atacar.

Hay, en todo lugar, un alto grado de impotencia para repeler la ola de vandalismo que azota al país por lo que sólo  queda pegar el grito al cielo porque se tomen medidas efectivas, ante tal calamidad pública que aterroriza y causa angustia y desolación colectiva que deprime, reprime y suprime a mayoría de los ticos.

¿Cómo consolar a una madre a quien le mataron, por un piche celular, a su joven hijo? ¿qué se puede hacer ante tan doloroso hecho?. Sólo se escucha el lamento y rabia de un pueblo contra quienes llevan el luto a sus hogares.

El sólo atreverse a “adivinar” cuál o cuáles son las causas de esta inseguridad es como explicar el origen del universo. ¿Qué causa la inseguridad ciudadana?: ¿la pobreza?, ¿las drogas?,  ¿el “sistema” – judicial o administrativo-¿, ¿la vagancia?, ¿la falta de autoridad? Y así un largo etcétera

Todo son discursos, proyectos de ley, tirar, a puños, la plata de todos, por puro populismo para ver si se da con la causa en la pobreza o en la falta de educación. De todo se intenta pero hay que ser realista: sin un abordaje integral jamás se bajarán los niveles de la inseguridad ciudadana, que, por cierto, no es un asunto de percepción; es una realidad que golpea y mata.

De seguro el tema estrella en las pasadas elecciones fue éste  y la presidente electa tiene un excelente equipo para llevar adelante sus propuestas. Pero sus proyectos serán “flor de un día” sin la “integración” en la solución. ¿Más cárceles?, ¿ penas más altas?, ¿prisión preventiva “genérica”?, entre otras fuertes “medidas”. No sé y creo que pasara un largo tiempo para saberlo, si es que alguien logra llegarle a la “solución definitiva”.

Algunos achacan la rampante delincuencia, como  percepción, a los medios de comunicación colectiva.

Eso no es cierto. Los noticieros no inventan los hechos de violencia que se multiplican cada día. En Costa Rica los sucesos por  muertes violentas en las carreteras, el sicariato, la violencia doméstica, las matanzas “colectivas” por drogas, la violencia en colegios, donde agredir a un compañero o a un profesor es algo ya cotidiano: todo ello no es invento ni de la TV ni de la prensa. ¡No! Simple y desdichadamente es la más cruel realidad que vivimos todos los días y a todo color.

Hoy no hay muchos casos de hogares donde no haya habido, AÚN, un hecho de sangre, por violencia. Ni tampoco hay diferenciación por estratos sociales.

Y aunque Costa Rica todavía no tiene el problema de las “maras”,

-sólo en asomos-, todos los días las pantallas de la TV, el dial de las radios y las planas de los periódicos salpican sangre.

Esa, y no otra, es la cruel realidad de una Costa Rica que lenta camina al compás del DUELO DE LA PATRIA.

 

 

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