Viernes, 09 Julio 2010 05:18

LAS VACACIONES DE LOS NIÑOS

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Según el llamado informe Coleman realizado en Estados Unidos desde hace más de 40 años, las vacaciones de los niños son muy importantes para el rendimiento en los próximos meses del año escolar.
Por eso los padres deben promover actividades que permitan sentir libertad, alegría, conocer nuevos lugares, personas o cosas. Las vacaciones deben ser un tiempo para compartir con la familia, y jugar todo lo que se pueda.
Actualmente los padres viven en una zozobra y ya no dejan que los niños jueguen solos por calles y plazas, como hacíamos en la Costa Rica de antaño.
Entonces pueden promover buenas lecturas, llevarlos a visitar algún lugar histórico o inventar actividades para que tengan algo que hacer.
También pueden participar en talleres de música, literatura, teatro, danza y pintura o inventar actividades nuevas con material reciclable para desarrollar la creatividad.
En otros países se ha hecho común que varias familias, ya sean de vecinos o parientes, se unan para compartir la responsabilidad de pasear a los niños en vacaciones. Así, se turnan para que cada día, una mama o papá diferente se haga cargo de los niños de 2 o 3 familias.
Y la pregunta del millón: ¿deben los niños estudiar en vacaciones?
La verdad, mejor que no; porque ellos se han preparado para la vida libre, sorpresas y cosas nuevo. Si hay que estudiar en vacaciones, mejor seguir en clases.
Pero además las vacaciones sirven para:
Tener descanso físico. Ya que el horario no es tan estricto, pueden dormir mejor, comer con calma y vivir sin estrés, sin apuro y sin carreras.
Brindan la oportunidad de vaciar la mente. Los niños dejan las preocupaciones, los miedos y angustias de no responder bien al sistema educativo, relajan el cuerpo y los pensamientos.
La familia puede estar más unida. Pueden sentarse juntos a la misma hora, hablar un rato y tocar hasta temas de la vida en general, y ojalá de los sentimientos familiares.
Se pueden flexibilizar las reglas e inventar cosas para no aburrirse dentro de la casa.
Y por último, asumir más tareas domésticas como un Juego. Así se estimula la solidaridad, siempre que estén acordes con la edad y no sean una obligación para el niño.
Pueden asumir responsabilidades simples, como encargarse del cuidado de las plantas o de la mascota, o aprender recetas fáciles de cocina, como hacer helados de palito.
Y sobre todo, pasen unas felices vacaciones.
Colaboración de la psicóloga de familia, María Ester flores Sandoval.
Según el llamado informe Coleman realizado en Estados Unidos desde hace más de 40 años, las vacaciones de los niños son muy importantes para el rendimiento en los próximos meses del año escolar.
Por eso los padres deben promover actividades que permitan sentir libertad, alegría, conocer nuevos lugares, personas o cosas. Las vacaciones deben ser un tiempo para compartir con la familia, y jugar todo lo que se pueda.
Actualmente los padres viven en una zozobra y ya no dejan que los niños jueguen solos por calles y plazas, como hacíamos en la Costa Rica de antaño.
Entonces pueden promover buenas lecturas, llevarlos a visitar algún lugar histórico o inventar actividades para que tengan algo que hacer.
También pueden participar en talleres de música, literatura, teatro, danza y pintura o inventar actividades nuevas con material reciclable para desarrollar la creatividad.
En otros países se ha hecho común que varias familias, ya sean de vecinos o parientes, se unan para compartir la responsabilidad de pasear a los niños en vacaciones. Así, se turnan para que cada día, una mama o papá diferente se haga cargo de los niños de 2 o 3 familias.
Y la pregunta del millón: ¿deben los niños estudiar en vacaciones?
La verdad, mejor que no; porque ellos se han preparado para la vida libre, sorpresas y cosas nuevo. Si hay que estudiar en vacaciones, mejor seguir en clases.
Pero además las vacaciones sirven para:
Tener descanso físico. Ya que el horario no es tan estricto, pueden dormir mejor, comer con calma y vivir sin estrés, sin apuro y sin carreras.
Brindan la oportunidad de vaciar la mente. Los niños dejan las preocupaciones, los miedos y angustias de no responder bien al sistema educativo, relajan el cuerpo y los pensamientos.
La familia puede estar más unida. Pueden sentarse juntos a la misma hora, hablar un rato y tocar hasta temas de la vida en general, y ojalá de los sentimientos familiares.
Se pueden flexibilizar las reglas e inventar cosas para no aburrirse dentro de la casa.
Y por último, asumir más tareas domésticas como un Juego. Así se estimula la solidaridad, siempre que estén acordes con la edad y no sean una obligación para el niño.
Pueden asumir responsabilidades simples, como encargarse del cuidado de las plantas o de la mascota, o aprender recetas fáciles de cocina, como hacer helados de palito.
Y sobre todo, pasen unas felices vacaciones.
Colaboración de la psicóloga de familia, María Ester flores Sandoval.
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