Jueves, 02 Diciembre 2010 08:43

EL FLAMENCO, PATRIMONIO INTANGIBLE DE LA HUMANIDAD

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Esta reciente declaración hecha por la UNESCO viene a concretar una petición  que hace unos cuantos años venía buscando el mundo del flamenco. Es un reconocimiento a un arte portador y embajador del sentimiento humano, bellamente expresado y sentido. Al salirse de las fronteras andaluzas su  arrebatadora fuerza creativa y su pasión se han extendido por todo el mundo. Desconocer actualmente su importancia es haberse saltado una parte vital de la plataforma cultural de la época. A pesar de las crisis que constantemente enfrentamos por ser un país pequeño y con una posición geográfica que ya se perfila como importante para los intereses mundiales, y por tener una envidiable paz social y estabilidad democrática, no podemos soslayar las noticias sobre los eventos culturales de vital importancia, aquellos que más bien nos hacen crecer y expandir la cantidad de posibilidades artísticas con que contamos. Estamos llenos de arte, en teatro, en pintura, en literatura, en danza. Somos un pueblo con grandes aptitudes musicales, bastaría con alicatar y mejorar la disciplina, he ahí nuestro talón de Aquiles.
El flamenco es una forma de vida derivada de la unión cultural entre  la Andalucía existente y la llegada de los gitanos a las ocho provincias andaluzas. De este mosaico surgieron cantes y bailes, formas de recomponer la música andaluza que se convirtieron en símbolo de una vivencia adaptada especialmente por los gitanos. Pero fue luego asumida por todos los andaluces, creándose lo que actualmente conocemos como género de arte flamenco.
Lo que importa con este nombramiento es que abre las puertas a la humanidad entera, nos está entregando una importantísima cultura de un pueblo sensible y musical como lo es el sur de España denominado Andalucía, a saber: Málaga, Sevilla, Córdoba, Jaén, Almería, Cádiz, Granada y Jerez y que en este bien existen tesoros de incalculable valía aún no descubiertos por muchos músicos y poetas mundiales. El flamenco contiene en su estructura la música, el cante y el baile. Participan en un cuadro flamenco además de estos tres elementos, los acompañantes con percusión de las palmas y quien escucha, sentado en un rincón, rompiendo su espíritu al compás del ritmo. Encontramos músicas para todos los estados anímicos: la hay para el amor, para la muerte, para la nostalgia y la melancolía, para el consejo, para la alegría, para la fiesta y la ironía… Todas creaciones llenas de poesía en las letras del cante, de un riquísimo género literario aún no considerado en suficiencia por lo estudiosos de la literatura. El baile en sí requiere de años de práctica para   conocer sus compases y  ejecutarlo con precisión.
Costa Rica cuenta  con afición flamenca. Nos viene este pronunciamiento, que nos compromete a estudiar el flamenco, a  respetarlo y conocerlo hasta en sus más íntimos detalles.  Acerquémonos con respeto y deseo de aprender para dignificar este don que nos ennoblece y nos engrandece.
Esta reciente declaración hecha por la UNESCO viene a concretar una petición  que hace unos cuantos años venía buscando el mundo del flamenco. Es un reconocimiento a un arte portador y embajador del sentimiento humano, bellamente expresado y sentido. Al salirse de las fronteras andaluzas su  arrebatadora fuerza creativa y su pasión se han extendido por todo el mundo.
Desconocer actualmente su importancia es haberse saltado una parte vital de la plataforma cultural de la época. A pesar de las crisis que constantemente enfrentamos por ser un país pequeño y con una posición geográfica que ya se perfila como importante para los intereses mundiales, y por tener una envidiable paz social y estabilidad democrática, no podemos soslayar las noticias sobre los eventos culturales de vital importancia, aquellos que más bien nos hacen crecer y expandir la cantidad de posibilidades artísticas con que contamos. Estamos llenos de arte, en teatro, en pintura, en literatura, en danza. Somos un pueblo con grandes aptitudes musicales, bastaría con alicatar y mejorar la disciplina, he ahí nuestro talón de Aquiles.
El flamenco es una forma de vida derivada de la unión cultural entre  la Andalucía existente y la llegada de los gitanos a las ocho provincias andaluzas. De este mosaico surgieron cantes y bailes, formas de recomponer la música andaluza que se convirtieron en símbolo de una vivencia adaptada especialmente por los gitanos. Pero fue luego asumida por todos los andaluces, creándose lo que actualmente conocemos como género de arte flamenco.
Lo que importa con este nombramiento es que abre las puertas a la humanidad entera, nos está entregando una importantísima cultura de un pueblo sensible y musical como lo es el sur de España denominado Andalucía, a saber: Málaga, Sevilla, Córdoba, Jaén, Almería, Cádiz, Granada y Jerez y que en este bien existen tesoros de incalculable valía aún no descubiertos por muchos músicos y poetas mundiales. El flamenco contiene en su estructura la música, el cante y el baile. Participan en un cuadro flamenco además de estos tres elementos, los acompañantes con percusión de las palmas y quien escucha, sentado en un rincón, rompiendo su espíritu al compás del ritmo.
Encontramos músicas para todos los estados anímicos: la hay para el amor, para la muerte, para la nostalgia y la melancolía, para el consejo, para la alegría, para la fiesta y la ironía… Todas creaciones llenas de poesía en las letras del cante, de un riquísimo género literario aún no considerado en suficiencia por lo estudiosos de la literatura. El baile en sí requiere de años de práctica para   conocer sus compases y  ejecutarlo con precisión.
Costa Rica cuenta  con afición flamenca. Nos viene este pronunciamiento, que nos compromete a estudiar el flamenco, a  respetarlo y conocerlo hasta en sus más íntimos detalles.  Acerquémonos con respeto y deseo de aprender para dignificar este don que nos ennoblece y nos engrandece.
Comentario de Damaris Fernández Pinto
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