Sábado, 27 Noviembre 2010 09:28

NUESTROS JÓVENES PIANISTAS

Una de nuestras metas prioritarias como sociedad debe ser brindarle oportunidades a las nuevas generaciones para que desarrollen sus dotes científicos, artísticos, deportivos y de cualquier otra índole.
Por eso complace tanto la existencia de programas como el que han desarrollado la Escuela de Música de la Universidad Nacional y el Instituto Superior de Artes, para promover y consolidar jóvenes talentos musicales, concretamente en lo que es la interpretación pianística.
Hace unos años, cuando laboraba en la Universidad Nacional, pude constatar los maravillosos productos de este esfuerzo interinstitucional que ha sido posible gracias a un calificado equipo de trabajo, inspirado y liderado por el maestro Alexandr Sklioutovsky que, como corresponde a los grandes, hace su trabajo de manera eficiente y sin ostentaciones. Así, cada vez que aparecía en escena algún niño o alguna niña que hacía las delicias del público con sus interpretaciones al piano, uno sabía que detrás de aquella joya estaban don Alexandr y su programa con jóvenes pianistas.
Dichosamente, gracias al apoyo de don Guido Sáenz, aquellas muestras de talento salieron del claustro universitario para que mucha más gente pudiera apreciarla, hasta llegar adonde correspondía, al Teatro Nacional.
En el año 2003, bajo el nombre de Una noche de piano, se inició un proyecto que se llamaría luego Temporada Pianística y que desde entonces se ganó merecidamente un lugar en el máximo escenario artístico del país y en los amantes de la buena música. Estas presentaciones, que oscilan entre seis y diez por año, son compartidas por connotados pianistas, exalumnos de las citadas instituciones, que brillan en escenarios mundiales, con actuales alumnos, pequeños genios musicales que a su corta edad ya han cosechado laureles en importantes recitales de nivel internacional.
Ejemplo de esto son Carlos Quesada, Sergio Sandi, Daniela Rodó, Daniela Navarro, Mijail Tumanov y Pablo Quesada, exalumnos que hoy siguen estudios de posgrado en prestigiosas universidades e institutos de Rusia, Inglaterra y Estados Unidos; así como los laureados pianistas Josué González y William Gómez, aun alumnos del programa.
Con semejantes credenciales, este programa tiene ganado de sobra el derecho a que se le mantenga ese espacio en el Teatro Nacional y estamos seguros de que las autoridades de cultura así se lo garantizarán, para bien del programa, del cumplimiento de sus objetivos y el deleite de los amantes del buen piano.
En el mes de la Patria demos las gracias a estas instituciones por ser tan visionarias, a estos niños y jóvenes por su talento y constancia, a sus familias que realizan grandes sacrificios para que aprovechen tan valiosas oportunidades, y a sus maestros por guiarles con calidad y disciplina hacia metas cada vez más altas. Gracias a todos porque así se construye un país mejor.
Una de nuestras metas prioritarias como sociedad debe ser brindarle oportunidades a las nuevas generaciones para que desarrollen sus dotes científicos, artísticos, deportivos y de cualquier otra índole.
Por eso complace tanto la existencia de programas como el que han desarrollado la Escuela de Música de la Universidad Nacional y el Instituto Superior de Artes, para promover y consolidar jóvenes talentos musicales, concretamente en lo que es la interpretación pianística.
Hace unos años, cuando laboraba en la Universidad Nacional, pude constatar los maravillosos productos de este esfuerzo interinstitucional que ha sido posible gracias a un calificado equipo de trabajo, inspirado y liderado por el maestro Alexandr Sklioutovsky que, como corresponde a los grandes, hace su trabajo de manera eficiente y sin ostentaciones. Así, cada vez que aparecía en escena algún niño o alguna niña que hacía las delicias del público con sus interpretaciones al piano, uno sabía que detrás de aquella joya estaban don Alexandr y su programa con jóvenes pianistas.
Dichosamente, gracias al apoyo de don Guido Sáenz, aquellas muestras de talento salieron del claustro universitario para que mucha más gente pudiera apreciarla, hasta llegar adonde correspondía, al Teatro Nacional.
En el año 2003, bajo el nombre de Una noche de piano, se inició un proyecto que se llamaría luego Temporada Pianística y que desde entonces se ganó merecidamente un lugar en el máximo escenario artístico del país y en los amantes de la buena música. Estas presentaciones, que oscilan entre seis y diez por año, son compartidas por connotados pianistas, exalumnos de las citadas instituciones, que brillan en escenarios mundiales, con actuales alumnos, pequeños genios musicales que a su corta edad ya han cosechado laureles en importantes recitales de nivel internacional.
Ejemplo de esto son Carlos Quesada, Sergio Sandi, Daniela Rodó, Daniela Navarro, Mijail Tumanov y Pablo Quesada, exalumnos que hoy siguen estudios de posgrado en prestigiosas universidades e institutos de Rusia, Inglaterra y Estados Unidos; así como los laureados pianistas Josué González y William Gómez, aun alumnos del programa.
Con semejantes credenciales, este programa tiene ganado de sobra el derecho a que se le mantenga ese espacio en el Teatro Nacional y estamos seguros de que las autoridades de cultura así se lo garantizarán, para bien del programa, del cumplimiento de sus objetivos y el deleite de los amantes del buen piano.
En el mes de la Patria demos las gracias a estas instituciones por ser tan visionarias, a estos niños y jóvenes por su talento y constancia, a sus familias que realizan grandes sacrificios para que aprovechen tan valiosas oportunidades, y a sus maestros por guiarles con calidad y disciplina hacia metas cada vez más altas. Gracias a todos porque así se construye un país mejor.

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