Jueves, 17 Junio 2010 12:06

Tenemos Que Mejorar Nuestro Sistema Político

Costa Rica ha entrado en una etapa histórica que exige el mejoramiento de su sistema político. Desde hace varias décadas se han evidenciado signos que apuntan hacia la necesidad de una revisión integral del sistema, sin embargo, no hemos avanzado lo suficiente como para evitar situaciones de ingobernabilidad.
Una vez tuvimos un modelo de desarrollo que generó transformaciones vitales para la sociedad. El surgimiento de la clase media, el desarrollo institucional y la vigencia de políticas sociales, fueron esencialmente importantes para la consolidación y fortalecimiento del sistema político costarricense, sobre todo a partir de las reformas sociales de los años 40, y de las reformas políticas y económicas de los años 50 del siglo pasado.
Los índices de desarrollo humano, el fortalecimiento de la educación pública, los avances en el campo de la salud, la disponibilidad de crédito, la mejora infraestructural y la ampliación de los servicios públicos, como telefonía, electricidad y acueductos, fueron siempre nuestra principal carta de presentación en el contexto internacional.
La pureza del sufragio, la efectiva participación de los partidos políticos y los mecanismos de control político y económico se convirtieron en baluartes de la democracia costarricense, como emblemas del más amplio sentido de la modernidad y frente al contexto latinoamericano de entonces donde prevalecían los actos de corrupción, autoritarismo e irrespeto de los derechos humanos.
Estamos en una etapa de reformulación del sistema político, y el sentido de responsabilidad de todos los sectores de la sociedad debe estar determinado en el fundamento democrático, pues es la única forma civilizada  de llevar a cabo las medidas correctivas de nuestro sistema político, aportando – todos -  nuestra visión y pensamiento para la construcción social de una  Costa Rica más democrática, política y económicamente.
En dicha construcción, creemos que la vigencia de un  nuevo modelo de desarrollo, el fortalecimiento de la educación pública, de la legislación laboral, de la banca de desarrollo, de los programas de salud, vivienda y conservación ambiental, así como la urgente necesidad de introducir otros mecanismos vitales de la democracia, como el referéndum y el plebiscito, tienen que estar en la agenda nacional como aspectos prioritarios.
Junto a ello, resaltamos la importancia del combate a la corrupción, pues así como es difícil consolidar la democracia sin la introducción de nuevos mecanismos políticos y económicos, es difícil fortalecer el sistema político, en su integridad,  sin atender con seriedad la corruptela y la impunidad.
Por ello, los partidos políticos, las organizaciones sociales y empresariales, los sindicatos, la Iglesia y la prensa misma, tiene cada uno una responsabilidad moral que cumplir, pues solamente con el concurso de todos los sectores de la sociedad podremos salir bien librados de la preocupante encrucijada histórica que vive Costa Rica en la actualidad.
Costa Rica ha entrado en una etapa histórica que exige el mejoramiento de su sistema político. Desde hace varias décadas se han evidenciado signos que apuntan hacia la necesidad de una revisión integral del sistema, sin embargo, no hemos avanzado lo suficiente como para evitar situaciones de ingobernabilidad.
Una vez tuvimos un modelo de desarrollo que generó transformaciones vitales para la sociedad. El surgimiento de la clase media, el desarrollo institucional y la vigencia de políticas sociales, fueron esencialmente importantes para la consolidación y fortalecimiento del sistema político costarricense, sobre todo a partir de las reformas sociales de los años 40, y de las reformas políticas y económicas de los años 50 del siglo pasado.
Los índices de desarrollo humano, el fortalecimiento de la educación pública, los avances en el campo de la salud, la disponibilidad de crédito, la mejora infraestructural y la ampliación de los servicios públicos, como telefonía, electricidad y acueductos, fueron siempre nuestra principal carta de presentación en el contexto internacional.
La pureza del sufragio, la efectiva participación de los partidos políticos y los mecanismos de control político y económico se convirtieron en baluartes de la democracia costarricense, como emblemas del más amplio sentido de la modernidad y frente al contexto latinoamericano de entonces donde prevalecían los actos de corrupción, autoritarismo e irrespeto de los derechos humanos.
Estamos en una etapa de reformulación del sistema político, y el sentido de responsabilidad de todos los sectores de la sociedad debe estar determinado en el fundamento democrático, pues es la única forma civilizada  de llevar a cabo las medidas correctivas de nuestro sistema político, aportando – todos -  nuestra visión y pensamiento para la construcción social de una  Costa Rica más democrática, política y económicamente.
En dicha construcción, creemos que la vigencia de un  nuevo modelo de desarrollo, el fortalecimiento de la educación pública, de la legislación laboral, de la banca de desarrollo, de los programas de salud, vivienda y conservación ambiental, así como la urgente necesidad de introducir otros mecanismos vitales de la democracia, como el referéndum y el plebiscito, tienen que estar en la agenda nacional como aspectos prioritarios.
Junto a ello, resaltamos la importancia del combate a la corrupción, pues así como es difícil consolidar la democracia sin la introducción de nuevos mecanismos políticos y económicos, es difícil fortalecer el sistema político, en su integridad,  sin atender con seriedad la corruptela y la impunidad.
Por ello, los partidos políticos, las organizaciones sociales y empresariales, los sindicatos, la Iglesia y la prensa misma, tiene cada uno una responsabilidad moral que cumplir, pues solamente con el concurso de todos los sectores de la sociedad podremos salir bien librados de la preocupante encrucijada histórica que vive Costa Rica en la actualidad.
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