Este cuento nos llega por cortesía del periodista y escritor, Camilo Rodríguez y se intitula: Ajuste de cuentas en Navidad
Narradora: Don Joaquín venía llegando del hospital. Le diagnosticaron un cáncer terminal y le quedaba poco tiempo.
Don Joaquín: Niña mía, alcánzame aquella caja llena de vales y facturas.
Narradora: Esa caja contenía la lista de quienes le debían dinero. En su comisariato, se vendía de a fiado a quienes le demostraran a don Joaquín su insolvencia temporal, es decir, a quienes lo convencieran de que en ese momento de la compra no podían pagarle.
Don Joaquín: Yo nunca le negué la comidita a nadie. De eso si estoy seguro.
Narradora: Le pagaban después de la cosecha de papa, de chile dulce, de zanahoria o de cebolla. Cervantes de Alvarado era un pueblo de campesinos, parceleros, hombres que se ganaban los frijoles cosechando la tierra, llena de piedras, entre los volcanes Irazú y Turrialba. Otros muchos pagaban en Navidad.
Ya venía la Nochebuena.
Hija: Papi a donde vas con esa caja.
Don Joaquín: Tranquila ten paciencia.
Narradora: Don Joaquín tomó la caja que le trajo su hija, la cogió como con desprecio y la llevó al patio.
Don Joaquín: Mira hija mía, la rociaré con cera para pisos de madera y le prenderé fuego.
Hija: pero por qué haces eso?
Don Joaquín: Es mejor así. Ya nadie me debe nada.
Este cuento nos llega por cortesía del periodista y escritor, Camilo Rodríguez y se intitula: Ajuste de cuentas en Navidad
Narradora: Don Joaquín venía llegando del hospital. Le diagnosticaron un cáncer terminal y le quedaba poco tiempo.
Don Joaquín: Niña mía, alcánzame aquella caja llena de vales y facturas.
Narradora: Esa caja contenía la lista de quienes le debían dinero. En su comisariato, se vendía de a fiado a quienes le demostraran a don Joaquín su insolvencia temporal, es decir, a quienes lo convencieran de que en ese momento de la compra no podían pagarle.
Don Joaquín: Yo nunca le negué la comidita a nadie. De eso si estoy seguro.
Narradora: Le pagaban después de la cosecha de papa, de chile dulce, de zanahoria o de cebolla. Cervantes de Alvarado era un pueblo de campesinos, parceleros, hombres que se ganaban los frijoles cosechando la tierra, llena de piedras, entre los volcanes Irazú y Turrialba. Otros muchos pagaban en Navidad.
Ya venía la Nochebuena.
Hija: Papi a donde vas con esa caja.
Don Joaquín: Tranquila ten paciencia.
Narradora: Don Joaquín tomó la caja que le trajo su hija, la cogió como con desprecio y la llevó al patio.
Don Joaquín: Mira hija mía, la rociaré con cera para pisos de madera y le prenderé fuego.
Hija: pero por qué haces eso?
Don Joaquín: Es mejor así. Ya nadie me debe nada.