Miércoles, 30 Marzo 2011 06:02

Conozca la Cueva del Soncho

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Aunque usted no lo crea, en Santa María de Dota, hay una pulpería y cantina que se enorgullece de su particular nombre: “La Cueva del Soncho”.
Es el negocio y la casa de Tita, cuyo nombre es Flor Ureña, una mujer que atrapa a sus clientes con sus múltiples encantos.
El suyo es un peculiar y originalísimo local comercial, donde conviven máscaras de Boruca, Barva, India, México y Perú con pinturas en las paredes, una colección de antigüedades y un espacio abierto para gente de todas las edades y los grupos étnicos y sociales.
Por ejemplo, ya que para el período de la cosecha, en la Zona de los Santos se requiere de indígenas panameños para coger café, para esa época, Tita es la anfitriona de estas personas.
Al principio de la temporada les fía tragos y al final hasta les sirve de banco, pues muchos de ellos le entregan el dinero por pura confianza, para que ella se los cuide.
Incluso, en la parte de atrás del negocio tiene una imitación de casa indígena, para que ellos se sientan, exactamente, como en casa.
Y para el resto del año, se turnan los jóvenes, los extranjeros, que llegan a la zona como turistas, y hasta los adultos mayores, pues una vez al mes hay baile para ellos.
Tita se declara una admiradora de las culturas indígenas y una mujer avanzada, que quiere dar lo mejor de ella a los demás.
Por ejemplo, la conocimos cruzando la montaña a pie, camino a Quepos. Dice que conoce todas las montañas de la zona volando pata.
Si usted va a la Cueva del Soncho, también encontrará una popular frase de la zona, con doble sentido: un rótulo que dice, “¿Para dónde la lleva? La llevo para Dota”.
Es decir, la Cueva del Soncho es un reducto de vida, y para cada quien se puede convertir en un soberano vacilón...
Colaboración del periodista Camilo Rodríguez Chaverri
Aunque usted no lo crea, en Santa María de Dota, hay una pulpería y cantina que se enorgullece de su particular nombre: “La Cueva del Soncho”.
Es el negocio y la casa de Tita, cuyo nombre es Flor Ureña, una mujer que atrapa a sus clientes con sus múltiples encantos.
El suyo es un peculiar y originalísimo local comercial, donde conviven máscaras de Boruca, Barva, India, México y Perú con pinturas en las paredes, una colección de antigüedades y un espacio abierto para gente de todas las edades y los grupos étnicos y sociales.
Por ejemplo, ya que para el período de la cosecha, en la Zona de los Santos se requiere de indígenas panameños para coger café, para esa época, Tita es la anfitriona de estas personas.
Al principio de la temporada les fía tragos y al final hasta les sirve de banco, pues muchos de ellos le entregan el dinero por pura confianza, para que ella se los cuide.
Incluso, en la parte de atrás del negocio tiene una imitación de casa indígena, para que ellos se sientan, exactamente, como en casa.
Y para el resto del año, se turnan los jóvenes, los extranjeros, que llegan a la zona como turistas, y hasta los adultos mayores, pues una vez al mes hay baile para ellos.
Tita se declara una admiradora de las culturas indígenas y una mujer avanzada, que quiere dar lo mejor de ella a los demás.
Por ejemplo, la conocimos cruzando la montaña a pie, camino a Quepos. Dice que conoce todas las montañas de la zona volando pata.
Si usted va a la Cueva del Soncho, también encontrará una popular frase de la zona, con doble sentido: un rótulo que dice, “¿Para dónde la lleva? La llevo para Dota”.
Es decir, la Cueva del Soncho es un reducto de vida, y para cada quien se puede convertir en un soberano vacilón...
Colaboración del periodista Camilo Rodríguez Chaverri

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