Viernes, 03 Diciembre 2010 10:24

UNA NAVIDAD DISTINTA

Escrito por
Este cuento nos llega por cortesía de un oyente que no nos envió su nombre y que lleva como título: UNA NAVIDAD DISTINTA.
Narrador: Era una mañana de navidad, corrían los ríos, danzaban los pinos con el viento de diciembre. Los niños corrían incansables hacia la colina de la poza azul, eran 3 pequeños Diana, Flor y José.
Flor: Juguemos a las escondidas.
Diana: Sí, sí…
José: yo no quiero, pero bueno….
Flor: Yo cuento… 1, 2, 3…
Narrador: Diana se escondía dentro de un tronco hueco, José se sumergió en las profundidades del bosque.
Diana: 9, 10, allá voy…
Narrador: No tardó en encontrar a Diana, pero José parecía haberse mezclado con los árboles. Buscaron en la poza, detrás de la arboleda y allá adelante estaba aquella cueva fría y oscura la que tantas veces sus padres les advirtieron no entrar.
Flor y Diana: José,… salga ya de ahí… José…
Narrador: Nunca contestó, Diana rompió en llanto y Flor como la más valiente se dispuso a entrar, y Diana no se iba a quedar sola.
Se internaron en la antigua caverna, había humedad, murciélagos y ruidos extraños. 50 metros adelante yacía José, dormido con un extraño acompañante. Las pequeñas no pudieron gritar, ni moverse. Frente a ellas cuidando a José un enorme jaguar.
Jaguar: ¿Por qué vinieron?
Diana: ¿desde cuándo los gatotes hablan?
Efecto: Rugido de jaguar.
Jaguar: Todos los animales hablamos pero nunca nos entienden, nos dan casería, encierran, roban nuestras pieles, talan nuestros amigos árboles, en los ríos ya no hay peces, ni siquiera agua… ¿Por qué no habría de comérmelo? Al fin y al cabo ustedes lo dejaron solo.
Flor: Señor gatote hoy es navidad y le traeré comida si usted quiere pero déjelo ir…
Diana: es que…es que él es mi novio.
Flor: ¿Novio?
Narrador: los murciélagos y hasta el mismo jaguar soltaron carcajadas.
Jaguar: de acuerdo… la verdad es que no lo comería, la carne humana tiene demasiado colesterol, todas esas cosas grasosas que comen, guacala.
Soy Yang, mucho gusto.
Narrador: José se despertó de un renovador sueño.
José: Hola, Yang gracias por cuidarme, la verdad es que no quería jugar a esconderme.
Diana: Pero, si te escondiste muy bien y con menudo guardián.
Jaguar: Vallan niños ya es tarde y no hay nada más peligroso que una madre asustada.
José: Adiós
Narrador: Abrazando a su amigo, Diana y flor también se despidieron.
Flor: Gracias por cuidar a mi hermano, mi mamá va a hacer estofado de venado, te prometo que te traeré un poco.
Jaguar: Los esperaré y si no los cazaré a ustedes.
Diana: aahhhh
Narrador: Flor se paralizó, pero José y los murciélagos estallaron de risa.
Los pequeños se fueron a sus hogares, valorando más el espíritu de la navidad y el don de la vida, por mucho tiempo guardaron aquella amistad secreta con el valiente Yang.
Este cuento nos llega por cortesía de un oyente que no nos envió su nombre y que lleva como título: UNA NAVIDAD DISTINTA.
Narrador: Era una mañana de navidad, corrían los ríos, danzaban los pinos con el viento de diciembre. Los niños corrían incansables hacia la colina de la poza azul, eran 3 pequeños Diana, Flor y José.
Flor: Juguemos a las escondidas.
Diana: Sí, sí…
José: yo no quiero, pero bueno….
Flor: Yo cuento… 1, 2, 3…
Narrador: Diana se escondía dentro de un tronco hueco, José se sumergió en las profundidades del bosque.
Diana: 9, 10, allá voy…
Narrador: No tardó en encontrar a Diana, pero José parecía haberse mezclado con los árboles. Buscaron en la poza, detrás de la arboleda y allá adelante estaba aquella cueva fría y oscura la que tantas veces sus padres les advirtieron no entrar.
Flor y Diana: José,… salga ya de ahí… José…
Narrador: Nunca contestó, Diana rompió en llanto y Flor como la más valiente se dispuso a entrar, y Diana no se iba a quedar sola.
Se internaron en la antigua caverna, había humedad, murciélagos y ruidos extraños. 50 metros adelante yacía José, dormido con un extraño acompañante. Las pequeñas no pudieron gritar, ni moverse. Frente a ellas cuidando a José un enorme jaguar.
Jaguar: ¿Por qué vinieron?
Diana: ¿desde cuándo los gatotes hablan?
Efecto: Rugido de jaguar.
Jaguar: Todos los animales hablamos pero nunca nos entienden, nos dan casería, encierran, roban nuestras pieles, talan nuestros amigos árboles, en los ríos ya no hay peces, ni siquiera agua… ¿Por qué no habría de comérmelo? Al fin y al cabo ustedes lo dejaron solo.
Flor: Señor gatote hoy es navidad y le traeré comida si usted quiere pero déjelo ir…
Diana: es que…es que él es mi novio.
Flor: ¿Novio?
Narrador: los murciélagos y hasta el mismo jaguar soltaron carcajadas.
Jaguar: de acuerdo… la verdad es que no lo comería, la carne humana tiene demasiado colesterol, todas esas cosas grasosas que comen, guacala.
Soy Yang, mucho gusto.
Narrador: José se despertó de un renovador sueño.
José: Hola, Yang gracias por cuidarme, la verdad es que no quería jugar a esconderme.
Diana: Pero, si te escondiste muy bien y con menudo guardián.
Jaguar: Vallan niños ya es tarde y no hay nada más peligroso que una madre asustada.
José: Adiós
Narrador: Abrazando a su amigo, Diana y flor también se despidieron.
Flor: Gracias por cuidar a mi hermano, mi mamá va a hacer estofado de venado, te prometo que te traeré un poco.
Jaguar: Los esperaré y si no los cazaré a ustedes.
Diana: aahhhh
Narrador: Flor se paralizó, pero José y los murciélagos estallaron de risa.
Los pequeños se fueron a sus hogares, valorando más el espíritu de la navidad y el don de la vida, por mucho tiempo guardaron aquella amistad secreta con el valiente Yang.

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