Martes, 01 Noviembre 2011 05:07

El editorial de La Nación del 24 octubre 2011 plantea como impropio el control legislativo del presupuesto de la República.

¡¡Sorprendente editorial! Contra vía de las sesudas campañas que el diario libraba antaño, llamando al equilibrio presupuestario, a enjugar el déficit y a poner orden en las cuentas públicas.
¡Absurda opinión! Si se toma en cuenta el rol de la Asamblea y el sistema de división de poderes, frenos y contrapesos y la competencia legislativa en el ámbito. Opinión desorientadora que ignora el Ordenamiento constitucional y olvida las responsabilidades legislativas.
Si ahora se plantea que solo el Ministerio de Planificación puede revisar el presupuesto, entonces estamos frente a una verdadera teoría del caos en el sistema político constitucional costarricense. Sabemos que hay personas que olvidan que el gobierno costarricense no es el Ejecutivo sino que lo ejercen el pueblo y los tres poderes, pero jamás hubiéramos imaginado que un editorialista se hallara entre ellos.
Recordamos las luchas de don José Joaquín Trejos contra un presupuesto inconstitucional aprobado entonces por la Asamblea Legislativa y cuántas especulaciones se tejieron entonces alrededor de la posibilidad de un veto por razones de inconstitucionalidad.
Recordamos cuántas veces, en tiempos más cercanos, se han dado discusiones acerca de la responsabilidad de los diputados en la tramitación del presupuesto y porqué el reglamento especifica normas acerca del trámite presupuestario. ¡Presupuestar es gobernar!, afirman algunos entendidos. Gobernar es asunto que también atañe a la Asamblea Legislativa, recordamos nosotros. Por eso era importante el frustrado plan para rebajar al menos un 0.9% del presupuesto desequilibrado y deficitario.
Por eso nos sorprende el editorial y las tesis que respalda. No es de extrañar en algunos columnistas que no gustan del control político, que no ejercen la crítica ante la acción administrativa, que no reclaman el daño económico del desbarajuste presupuestario, pero sorprende verlo en tamaño editorial.
Es que si no son analíticos y críticos los diputados entonces serán cómplices del despilfarro, obsecuentes con la inconstitucionalidad (artículo 176 de la Constitución) y culpables de la presión fiscal y del desorden público.
¿Cuándo se nos echó a perder el gobierno? Precisamente cuando en actitud muelle se dejó pasar el absurdo presupuestario, se dejó de analizar el gasto público, se aprobaron vías excepcionales para aprobar impuestos, se dejó de leer la Constitución y se hizo caso a las tesis del editorialista en cuestión. ¿Alguna duda?
FEDERICO MALAVASSI CALVO
¡¡Sorprendente editorial! Contra vía de las sesudas campañas que el diario libraba antaño, llamando al equilibrio presupuestario, a enjugar el déficit y a poner orden en las cuentas públicas.
¡Absurda opinión! Si se toma en cuenta el rol de la Asamblea y el sistema de división de poderes, frenos y contrapesos y la competencia legislativa en el ámbito. Opinión desorientadora que ignora el Ordenamiento constitucional y olvida las responsabilidades legislativas.
Si ahora se plantea que solo el Ministerio de Planificación puede revisar el presupuesto, entonces estamos frente a una verdadera teoría del caos en el sistema político constitucional costarricense. Sabemos que hay personas que olvidan que el gobierno costarricense no es el Ejecutivo sino que lo ejercen el pueblo y los tres poderes, pero jamás hubiéramos imaginado que un editorialista se hallara entre ellos.
Recordamos las luchas de don José Joaquín Trejos contra un presupuesto inconstitucional aprobado entonces por la Asamblea Legislativa y cuántas especulaciones se tejieron entonces alrededor de la posibilidad de un veto por razones de inconstitucionalidad.
Recordamos cuántas veces, en tiempos más cercanos, se han dado discusiones acerca de la responsabilidad de los diputados en la tramitación del presupuesto y porqué el reglamento especifica normas acerca del trámite presupuestario. ¡Presupuestar es gobernar!, afirman algunos entendidos. Gobernar es asunto que también atañe a la Asamblea Legislativa, recordamos nosotros. Por eso era importante el frustrado plan para rebajar al menos un 0.9% del presupuesto desequilibrado y deficitario.
Por eso nos sorprende el editorial y las tesis que respalda. No es de extrañar en algunos columnistas que no gustan del control político, que no ejercen la crítica ante la acción administrativa, que no reclaman el daño económico del desbarajuste presupuestario, pero sorprende verlo en tamaño editorial.
Es que si no son analíticos y críticos los diputados entonces serán cómplices del despilfarro, obsecuentes con la inconstitucionalidad (artículo 176 de la Constitución) y culpables de la presión fiscal y del desorden público.
¿Cuándo se nos echó a perder el gobierno? Precisamente cuando en actitud muelle se dejó pasar el absurdo presupuestario, se dejó de analizar el gasto público, se aprobaron vías excepcionales para aprobar impuestos, se dejó de leer la Constitución y se hizo caso a las tesis del editorialista en cuestión.
¿Alguna duda?
FEDERICO MALAVASSI CALVO

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