Martes, 18 Octubre 2011 05:35

La resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas

Fue votada el 29 de noviembre de 1947, recomienda la partición de Palestina en un Estado judío, un Estado árabe y una zona bajo régimen internacional particular. 14.000 km², con 558.000 judíos y 405.000 árabes para el Estado judío, 11.500 km², con 804.000 árabes y 10.000 judíos para el Estado árabe, 106.000 árabes y 100.000 judíos para la zona bajo control internacional que comprende los Santos Lugares, Jerusalén y Belén.
Entre los dos estados se debe establecer una unión económica, aduanera y monetaria. Aprobada por 33 votos incluidos los Estados Unidos y la extinta Unión Repúblicas Soviéticas Socialistas, frente a 13 votos en contra y 10 abstenciones, incluida Gran Bretaña, que veía tras esa resolución problemas mantener su influencia en la región.
Esta resolución fue rechazada por los árabes y criticada por los sionistas, que a pesar de todo se adhirieron a ella. La resolución jamás será aplicada y seis meses después de su aprobación, el 15 de mayo de 1948, el mismo día en que finalizó el mandato Británico de Palestina y fue proclamado el Estado de Israel, comienza así la primera guerra árabe-israelí.
Han pasado casi 63 años, desde que se dio la citada resolución; Israel tiene un estado consolidado para beneficio de su pueblo; sin embargo, los palestinos siguen no solo sin tener una zona geográfica sobre la cual se manifieste el derecho a la autorrealización del pueblo palestino.
La razón la intolerancia y la falta de respeto al derecho de tener una vida exenta de presiones y abusos externos. Este mal paradójicamente lo sufrieron millones de judíos, durante la Segunda Guerra Mundial, fueron víctimas de una política de exterminio brutal, justificada en la sin razón y demencia de una personaje que los acusó a ser los únicos responsables de todos los males que vivía la humanidad.
Paradójicamente, el Estado de Israel, de alguna forma, tiene una política de agresión a los derechos humanos de las y los palestinos, similar a la que el pueblo judío experimentó de parte del nazismo.
Dado lo anterior, la lógica diría que ese genocidio vivido en la carne de millones y millones de judíos, debería haber servido para que el Estado Israel hiciera una profunda y empática revisión de su política hacia el pueblo palestino.
Por el lado del pueblo palestino, fundamentalmente, la respuesta, durante todos esos casi 63 años, ha sido la violencia y a pesar de ver los resultados infructuosos de esta suicida práctica, ambos pueblos insisten en ella.
La resolución 181 de la ONU debe ser cumplida en todos sus extremos y la comunidad internacional debe ser garante de que esto sea así. Sin embargo, tanto lel pueblo israelí como palestino, también deben comprometerse con establecer relaciones inteligentes, visionarias respetuosas y pacíficas entre ambos pueblos, comprometiéndose los respectivos gobiernos a controlar a lo interno de cada estado a cualquier grupo que de manera irracional persista en seguir recurriendo a la violencia.
Fue votada el 29 de noviembre de 1947, recomienda la partición de Palestina en un Estado judío, un Estado árabe y una zona bajo régimen internacional particular. 14.000 km², con 558.000 judíos y 405.000 árabes para el Estado judío, 11.500 km², con 804.000 árabes y 10.000 judíos para el Estado árabe, 106.000 árabes y 100.000 judíos para la zona bajo control internacional que comprende los Santos Lugares, Jerusalén y Belén.
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Entre los dos estados se debe establecer una unión económica, aduanera y monetaria. Aprobada por 33 votos incluidos los Estados Unidos y la extinta Unión Repúblicas Soviéticas Socialistas, frente a 13 votos en contra y 10 abstenciones, incluida Gran Bretaña, que veía tras esa resolución problemas mantener su influencia en la región.
Esta resolución fue rechazada por los árabes y criticada por los sionistas, que a pesar de todo se adhirieron a ella. La resolución jamás será aplicada y seis meses después de su aprobación, el 15 de mayo de 1948, el mismo día en que finalizó el mandato Británico de Palestina y fue proclamado el Estado de Israel, comienza así la primera guerra árabe-israelí.
Han pasado casi 63 años, desde que se dio la citada resolución; Israel tiene un estado consolidado para beneficio de su pueblo; sin embargo, los palestinos siguen no solo sin tener una zona geográfica sobre la cual se manifieste el derecho a la autorrealización del pueblo palestino.
La razón la intolerancia y la falta de respeto al derecho de tener una vida exenta de presiones y abusos externos. Este mal paradójicamente lo sufrieron millones de judíos, durante la Segunda Guerra Mundial, fueron víctimas de una política de exterminio brutal, justificada en la sin razón y demencia de una personaje que los acusó a ser los únicos responsables de todos los males que vivía la humanidad.
Paradójicamente, el Estado de Israel, de alguna forma, tiene una política de agresión a los derechos humanos de las y los palestinos, similar a la que el pueblo judío experimentó de parte del nazismo.
Dado lo anterior, la lógica diría que ese genocidio vivido en la carne de millones y millones de judíos, debería haber servido para que el Estado Israel hiciera una profunda y empática revisión de su política hacia el pueblo palestino.
Por el lado del pueblo palestino, fundamentalmente, la respuesta, durante todos esos casi 63 años, ha sido la violencia y a pesar de ver los resultados infructuosos de esta suicida práctica, ambos pueblos insisten en ella.
La resolución 181 de la ONU debe ser cumplida en todos sus extremos y la comunidad internacional debe ser garante de que esto sea así. Sin embargo, tanto lel pueblo israelí como palestino, también deben comprometerse con establecer relaciones inteligentes, visionarias respetuosas y pacíficas entre ambos pueblos, comprometiéndose los respectivos gobiernos a controlar a lo interno de cada estado a cualquier grupo que de manera irracional persista en seguir recurriendo a la violencia.

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