Hace unos días, salió una noticia en un periódico, en la que decía que Recope pretendió pasar a los consumidores el costo del servicio de su comedor subvencionado. También salió otra noticia, donde la Compañía Nacional de Fuerza y Luz le cargaría a sus usuarios la deuda millonaría que tiene con el ICE.

Para rematar lo anterior, en días pasados, el Poder Ejecutivo presentó a conocimiento de la Asamblea Legislativa el multimillonario Presupuesto Nacional del 2016, el cual según las autoridades lo anuncian, es el de menor crecimiento de los últimos 10 años, un crecimiento de apenas 0,5%, respecto al del año anteriorpues la plata, que ya recibe, que es muchisísima pero resulta que no alcanza. ¿Razón? Para este comentarista es por simple ineficiencia.

Basta hacer un análisis de la cifras del nuevo Presupuesto para darnos cuenta de que ese decir de que es el de menor crecimiento, no es más que un juego con los números. Lo cierto es que el gasto corriente sigue aumentando, tan simple como eso. Concretamente las remuneraciones crecen 7,3% y las transferencias corrientes, lo hacen en un 6,7%. Además no se debe olvidar que el Presupuesto del 2015, tuvo un muy significativo aumento del 19%.

Luego está la iniciativa del Ministerio de Hacienda para lograr nuevos impuestos al cambiar el Impuesto de Ventas al Impuesto del Valor Agregado, conocido como IVA, busca aumentar el porcentaje que actualmente se paga pero además gravar con él a otros productos y servicios, que actualmente no pagan el impuesto de ventas.

Esa iniciativa fiscal tiene varias falencias pero, por razones de tiempo, mencionaré solo una y es la pretensión del gobierno de que las personas de más bajos recursos también tendrán que pagar el nuevo impuesto; con la promesa de que el dinero pagado, en cierto plazo de tiempo, les será devuelto mediante un depósito bancario. Esto irremediablemente afectará muy negativamente la liquidez inmediata de esta gente, a quien el dinero simplemente no le alcanza para su diario vivir.

Por otro lado, la logística para control y devolución de esos dineros, obligaría a crear más burocracia. Aumentando así el gasto del gobierno; cuidado sino con esta iniciativa, el monto recaudado se vaya a reducir drásticamente por los costos agregados y necesarios para realizar todo ese proceso de control y devolución.

Los costarricenses debemos estar muy claros de que esta escalada de aumentos en el costo de los servicios públicos y la eventual aprobación de nuevos impuestos, terminarán reduciendo el ingreso personal y familiar y con él nuestra calidad de vida.