Así como hay un Día del Boyero, otro del Campesino y el muy recordado Día de las Madres, está el Día del Publicista Interamericano, el 16 de mayo de cada año.
Si partimos de que la publicidad es la profesión de quienes nunca se dan por vencidos, comprenderemos la íntima raíz del ser publicista. Esta es una profesión donde hay que parir todos los días. La capacidad que el publicista tiene para ver las cosas con creatividad e ingenio, encierra una capacidad implícita de explicarlas.
El éxito del publicista depende de que se abran más los ojos del consumidor, no de vendarlos. Que la injusticia exista, no significa que la exaltemos. Que seamos personas de acción, no excluye que meditemos con frecuencia antes de actuar.
Convivir en un medio devorador de mensajes, no nos hace olvidar que también lo es de publicistas. Por esto es necesaria una búsqueda continua del equilibrio hacia fuera y hacia adentro.
Aunque los tiempos sean difíciles, nadie puede restar jerarquía y dignidad a la profesión del publicista. Que nadie se engañe haciendo, de lo provisional y transitorio, como lo es el dinero, una meta única. En nuestros días, los publicistas no aspiramos a fomentar un signo prematuro de vejez, sino la madurez. Pero, como toda profesión, su grandeza no está exenta de miseria. Nuestra misión es lograr que el brillo de la primera opaque a la segunda, haciendo que se terminen los conflictos inútiles.
Hoy, más que nunca, es necesario que seamos nosotros quienes dirijamos a la publicidad, y no ella a nosotros. Crear y reinventarnos. Necesitamos más calor de imaginación y menos fiebre de neurosis. Durante mucho tiempo, la pasión ha gobernado nuestra profesión. Es el momento de que la profesión gobierne a la pasión, sin con ello perder el impulso que nos da para innovar.
En este Día del Publicista tenemos una batalla por ganar que nadie puede ganar por nosotros: la batalla de nuestro prestigio profesional. Ganémosla entre todos y para todos. Al estilo del gran Unamuno quien decía: convencer es vencer. También aplicando las palabras que identifican a Abraham en el libro de Kábbala: vino, miró, observó, dijo, comprendió, profundizó, grabó, esculpió, combinó, formó y logró…
¡Feliz día a todos los publicistas!
Gustavo Halsband Leverato, cédula 8-050-829 , Presidente de HWP, miembro de la Junta Directiva del Instituto Nacional de la Publicidad y asociado de la Comunidad de Empresas de Comunicación de Costa Rica.
Así como hay un Día del Boyero, otro del Campesino y el muy recordado Día de las Madres, está el Día del Publicista Interamericano, el 16 de mayo de cada año.
Si partimos de que la publicidad es la profesión de quienes nunca se dan por vencidos, comprenderemos la íntima raíz del ser publicista. Esta es una profesión donde hay que parir todos los días. La capacidad que el publicista tiene para ver las cosas con creatividad e ingenio, encierra una capacidad implícita de explicarlas.
El éxito del publicista depende de que se abran más los ojos del consumidor, no de vendarlos. Que la injusticia exista, no significa que la exaltemos. Que seamos personas de acción, no excluye que meditemos con frecuencia antes de actuar.
Convivir en un medio devorador de mensajes, no nos hace olvidar que también lo es de publicistas. Por esto es necesaria una búsqueda continua del equilibrio hacia fuera y hacia adentro.
Aunque los tiempos sean difíciles, nadie puede restar jerarquía y dignidad a la profesión del publicista. Que nadie se engañe haciendo, de lo provisional y transitorio, como lo es el dinero, una meta única. En nuestros días, los publicistas no aspiramos a fomentar un signo prematuro de vejez, sino la madurez. Pero, como toda profesión, su grandeza no está exenta de miseria. Nuestra misión es lograr que el brillo de la primera opaque a la segunda, haciendo que se terminen los conflictos inútiles.
Hoy, más que nunca, es necesario que seamos nosotros quienes dirijamos a la publicidad, y no ella a nosotros. Crear y reinventarnos. Necesitamos más calor de imaginación y menos fiebre de neurosis. Durante mucho tiempo, la pasión ha gobernado nuestra profesión. Es el momento de que la profesión gobierne a la pasión, sin con ello perder el impulso que nos da para innovar.
En este Día del Publicista tenemos una batalla por ganar que nadie puede ganar por nosotros: la batalla de nuestro prestigio profesional. Ganémosla entre todos y para todos. Al estilo del gran Unamuno quien decía: convencer es vencer. También aplicando las palabras que identifican a Abraham en el libro de Kábbala: vino, miró, observó, dijo, comprendió, profundizó, grabó, esculpió, combinó, formó y logró…
¡Feliz día a todos los publicistas!
Gustavo Halsband Leverato, cédula 8-050-829 , Presidente de HWP, miembro de la Junta Directiva del Instituto Nacional de la Publicidad y asociado de la Comunidad de Empresas de Comunicación de Costa Rica.