Viernes, 01 Junio 2012 04:43

PERDURA

Muchos creemos que cuando alguien fallece, lo único que muere es su cuerpo. El precioso recipiente que contuvo el alma de la persona con quien compartimos experiencias, anhelos, esperanzas, desencantos y alegrías.
Nuestro hermano, el amigo, el maestro y el compañero que al morir nos abandona porque recibe el don de pasar a una vida mejor, deja en nosotros, y en el mundo en que desarrolló su existencia, huellas suficientes que nos permiten seguir su rastro, un rastro que determinará nuestros recuerdos, y con ellos el egoísta dolor de ya no tenerlo  a nuestro lado.
El martes de esta semana, el programa Panorama, la Cámara Nacional de Radio, y toda la gente de bien de este país, y de fuera de él, que por cualquier motivo tuvo el privilegio de compartir algún instante de su vida con don Andrés Guzmán Stein, comenzamos a seguir las huellas marcadas con la fuerza de su inclaudicable voluntad; huellas que dejaron tras de sí un rastro de honestidad que es ejemplo en este país.
Sus acciones como empresario emprendedor; su activa, y siempre desinteresada participación en la política nacional; su permanente preocupación por los asuntos públicos de la nación; pero especialmente sus palabras, difundidas a través de este programa con la claridad y valentía, que solo pueden expresar las personas dignas, con convicciones firmes, y una sólida formación, permanecerán con nosotros en el tiempo.
Andrés Guzmán falleció, pero su legado vivirá en el corazón de su familia; en los gratos recuerdos de quienes fuimos sus compañeros comentaristas y amigos; y en el ejemplar sendero que nos dejó marcado con las huellas de sus acciones.
Paz y resignación a sus familiares.
Rigoberto Urbina Vargas y todo el cuerpo de comentaristas del Programa Panorama.
Muchos creemos que cuando alguien fallece, lo único que muere es su cuerpo. El precioso recipiente que contuvo el alma de la persona con quien compartimos experiencias, anhelos, esperanzas, desencantos y alegrías.
Nuestro hermano, el amigo, el maestro y el compañero que al morir nos abandona porque recibe el don de pasar a una vida mejor, deja en nosotros, y en el mundo en que desarrolló su existencia, huellas suficientes que nos permiten seguir su rastro, un rastro que determinará nuestros recuerdos, y con ellos el egoísta dolor de ya no tenerlo  a nuestro lado.
El martes de esta semana, el programa Panorama, la Cámara Nacional de Radio, y toda la gente de bien de este país, y de fuera de él, que por cualquier motivo tuvo el privilegio de compartir algún instante de su vida con don Andrés Guzmán Stein, comenzamos a seguir las huellas marcadas con la fuerza de su inclaudicable voluntad; huellas que dejaron tras de sí un rastro de honestidad que es ejemplo en este país.
Sus acciones como empresario emprendedor; su activa, y siempre desinteresada participación en la política nacional; su permanente preocupación por los asuntos públicos de la nación; pero especialmente sus palabras, difundidas a través de este programa con la claridad y valentía, que solo pueden expresar las personas dignas, con convicciones firmes, y una sólida formación, permanecerán con nosotros en el tiempo.
Andrés Guzmán falleció, pero su legado vivirá en el corazón de su familia; en los gratos recuerdos de quienes fuimos sus compañeros comentaristas y amigos; y en el ejemplar sendero que nos dejó marcado con las huellas de sus acciones.
Paz y resignación a sus familiares.
Rigoberto Urbina Vargas y todo el cuerpo de comentaristas del Programa Panorama.

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